Si hay algo de lo que me he dado cuenta recientemente
es de la obligación que tenemos las personas de respetar
nuestras emociones y de hacerlas respetar ante los demás.
Cuando estoy triste o siento miedo, suele venir alguien
a decirme “no entiendo cómo estás así, no tienes ningún
motivo” o “es que no entiendo como puedes tener miedo de
algo bueno”.
Esto no sólo empeora la situación, sino que me hace
invalidar mis emociones, apartarlas porque no son
importantes y sentirme culpable.
ERROR: si yo ignoro y aparto mis emociones, no voy a
sanar. Decía Freud que “Las emociones no expresadas
nunca mueren. Son enterradas vivas y salen más tarde
de peores formas”. Sí yo aparto mis emociones y no las
elaboro ni las vivo... Es casi como decir que no me
respeto, y por tanto, que no me quiero.
Las emociones no son positivas o negativas, son
emociones simplemente, y tienen el tremendo valor
adaptativo de ayudarnos para bien o para mal ante las
situaciones de la vida.
El miedo por ejemplo tiene un valor indudable para
protegernos de los peligros que nos acechan; pero por
desgracia también se equivoca a veces. No lo apartes
y dale la oportunidad de escucharlo.
Nadie vence el miedo desde el enfado, sino desde la
valentía y el coraje.
No podemos saber lo que es la alegría si no vivimos la tristeza.
es de la obligación que tenemos las personas de respetar
nuestras emociones y de hacerlas respetar ante los demás.
Cuando estoy triste o siento miedo, suele venir alguien
a decirme “no entiendo cómo estás así, no tienes ningún
motivo” o “es que no entiendo como puedes tener miedo de
algo bueno”.
Esto no sólo empeora la situación, sino que me hace
invalidar mis emociones, apartarlas porque no son
importantes y sentirme culpable.
ERROR: si yo ignoro y aparto mis emociones, no voy a
sanar. Decía Freud que “Las emociones no expresadas
nunca mueren. Son enterradas vivas y salen más tarde
de peores formas”. Sí yo aparto mis emociones y no las
elaboro ni las vivo... Es casi como decir que no me
respeto, y por tanto, que no me quiero.
Las emociones no son positivas o negativas, son
emociones simplemente, y tienen el tremendo valor
adaptativo de ayudarnos para bien o para mal ante las
situaciones de la vida.
El miedo por ejemplo tiene un valor indudable para
protegernos de los peligros que nos acechan; pero por
desgracia también se equivoca a veces. No lo apartes
y dale la oportunidad de escucharlo.
Nadie vence el miedo desde el enfado, sino desde la
valentía y el coraje.
No podemos saber lo que es la alegría si no vivimos la tristeza.