jueves, 4 de junio de 2015

La superioridad moral

Hola un mes más y disculpen el retraso, pero los exámenes y los nervios me impiden concentrarme y tener tiempo para reflexionar sobre algo y ponerlo aquí para ustedes. Gracias a Dios, ahora tengo un pequeño respiro y vuelvo a mi rinconcito. 

Es normal que, cuando somos pequeños, nos enseñen lo que está bien y lo que está mal y vayamos aprendiendo que ciertos comportamientos agradan más que otros a la gente que nos rodea. Pero cuando somos mayores y empezamos a comprender y a entender mejor aquello a nuestro alrededor, nuestros valores y creencias van cambiando acorde con lo que consideramos correcto, manteniendo siempre unos valores base que compartimos los que formamos parte de una sociedad. 

Pero... ¿Lo que yo considero que está bien o está mal es igual para el resto del mundo? Pues NO. No todos percibimos el mundo de la misma forma: si ya no percibimos igual los colores, imagínate ésto. No existe la superioridad moral a mi parecer, simplemente hay personas que creen que sus creencias o valores son mejores que los del resto. Yo no digo que sea mejor o peor, es DIFERENTE porque tu percepción de la realidad es distinta a la mía y esto puede ayudarnos a ser más tolerantes con los demás y sus ideas. 

Sin embargo, a veces sucede que las personas sí creen en esa supuesta superioridad, acompañado ello con el derecho de faltarle al respeto hasta a su santa madre si les parece, como sucede mucho en extremistas y radicales. Y es aquí cuando llegan los problemas: se produce la intolerancia hacia las creencias ajenas en pos de beneficiar a la propia. Se empieza a generar una espiral de conflictos que no tendrían por qué suceder pero lo hacen y todo por no ser tolerantes con las creencias del resto del mundo.





Un musulmán no es mejor o peor que un judío, es diferente; un omnívoro no es mejor o peor que un vegetariano, es diferente; yo no soy mejor o peor que tú, soy diferente; en el momento en el que cualquiera de nosotros ejerza la supuesta superioridad moral a través de la vejación del otro, se acabó. 

Intento respetar las creencias ajenas siempre y cuando no supongan un atentado contra la integridad física, psíquica y moral de cualquier persona. Lo más importante es aceptar la gran diversidad de puntos de vista posibles y discutirlos, si procede, en un ambiente de aceptación, tolerancia y respeto al prójimo. 


Un saludo y buena semana,

Rata Sniffy.