martes, 29 de julio de 2014

Extra: de política y cambios sociales

Hola otro mes más. Hemos tenido una primavera bastante movidita este año, y a pesar de que normalmente altera la sangre en lo que al amor, pasión o romances se refiere, este año parece que ha alterado también la política española. Admito que no me gusta hablar de estos temas pero supongo que está tan de actualidad que a la larga era inevitable.

Reconozco que las pasadas elecciones europeas del 25 de mayo de este año me han sorprendido quizás gratamente, porque de alguna forma hace real el enfado que se venía viendo por el aumento de la frecuencia de las manifestaciones (y de las cargas de los antidisturbios).

Pero me asombra aún más que a pesar de los sorprendentes y revolucionarios resultados de las mismas, la gente parece más pesimista que nunca. Nadie parece creer en el “friki” conocido como Pablo Iglesias, que da bastante que hablar últimamente y parece ser el centro de numerosas críticas venidas de los partidos que anteriormente solían ostentar el poder del estado español, semejando más un partido de tenis.

Yo pongo la mano en el fuego por este rapaz, no porque considere que su programa es mejor o peor (aunque desde luego es atractivo aunque parece que muy dudoso; y yo, como de esto poco entiendo tampoco me voy a meter en 21 jardines en esta actualización) pero si pienso que es una brisa fresca a la política. Quizás me esté dejando llevar por su juventud, sus ideas y sus expectativas de un futuro mejor para este país (o por su coleta). Pero sea como sea, es una alternativa diferente a lo que previamente se ve campando por los altos puestos dirigentes. Parece que tiene las ideas bastante claras y desde luego no puedo evitar pensar que su astucia es, cuanto menos, digna de ser tenida en cuenta (y creo que los debates en los que ha participado en diversos programas de diversas cadenas dan fe de ello).

Pero sí ha sido sorprendente el llamado al referéndum y, por ende, a la República en contra de la inmediata sucesión del hijo de Juan Carlos I: Felipe VI. Todos decían que había manifestación e ilusionados (casi ciegos de euforia) gritan por una oportunidad para decidir el modelo de estado, llamando a la que sería la III República española. Pero he de decir en este caso que me mantuve confusa y reflexiva. Cierto es que tenemos derecho a decidir sobre nuestro país pero quizás este no sea el momento adecuado y sinceramente, le doy mi voto de confianza a Felipe VI, pues de alguna forma (como el señor Iglesias citado anteriormente) es como una brisa fresca para la corona española que bastante manchada y oxidada estaba ya, pero no por ello se debe olvidar aquellas cosas que esa institución, ahora castigada, hizo correctamente.

Por ende sólo puedo decir que el cambio social (para bien o para mal) se produce, y aunque aún estemos en un marcado momento de incertidumbre política en España sobre lo que queremos o dejamos de querer, el cambio lleva implícito la esperanza de un nuevo mañana que llame a la conciencia de las personas en la importancia de ejercer sus deberes y de reclamar sus derechos.

Aquí me despido y espero vuestra opinión.

Un saludo,

El Kibapollito