Hola
por segunda vez este mes. Ya es 31 y se ha pasado volando y poco más y dejo
esto sin la actualización de verdad.
Verdaderamente
los paseos son muy productivos, y aunque no he tenido la oportunidad de hacerlo
como me hubiera gustado por un pequeño esguince y el mal tiempo que ha hecho,
me he permitido reflexionar igualmente sobre todos los aspectos que considero
importantes en mi vida de una forma muy genérica. He reflexionado sobre tres
temas: el tema social (amor, familia y amigos), estudios y mi persona.
Y al
final siempre acabamos atracados en el mismo puerto: la actitud, el esfuerzo,
la paciencia y la confianza en nosotros mismos es aquello que puede llevarnos a
conseguir aquello que deseamos y a llevar una vida más acorde a lo que
queremos, sin olvidar que estaremos más próximos a nuestro yo ideal, a esa
persona que deseamos ser. Sea en el tema
que sea.
Las
cosas buenas no llegan por sí solas, sino que a veces tenemos que ayudarlas un
poquito ¿Y cómo hacemos eso os preguntaréis? Con esfuerzo. A veces las cosas
salen mal y reconozco que no siempre tenemos el control de determinadas
situaciones, ya que no todas dependen de los que hagamos, sino que están en
manos del azar o incluso del criterio de otras personas. Pero aquellas cosas
que sí están en nuestras manos sacarlas adelante merecen esfuerzo y pasión por
nuestra parte. Cierto es que a veces no recogemos los frutos de nuestro trabajo
tan pronto como nos gustaría pero si nos rendimos tampoco los recogeremos nunca
¿Acaso tu plantas un árbol y mañana ya ha dado frutos? No ¿Verdad? Por eso es
importante tener paciencia, y ello también implica tener constancia: no vale
esforzarse hoy y mañana no. Pero a veces reconozco que las situaciones nos
provocan emociones negativas que nos quitan las fuerzas. Por eso a veces es
importante parar y descansar para reponer fuerzas (es mejor un día al 100% que
5 al 99%).
Pero
no podemos olvidar el importantísimo papel que tiene la confianza en nosotros
mismos y la actitud hacia las cosas. No es lo mismo ver el vaso medio vacío que
verlo medio lleno o simplemente, verlo por la mitad. A veces es bueno tener una
actitud positiva porque nos ayuda a sobrellevar los malos momentos y nos ayuda
a que los buenos momentos sean verdaderamente gratificantes. Si nos dejamos
llevar por el miedo y el pesimismo perderemos muchas batallas, pero nunca es
tarde para ser un guerrero, así que
desenvainad vuestra espada y luchad contra los monstruos de fuera y los de
dentro, que tienen telita…
La
confianza en uno mismo va de la mano con la actitud. Parece que cuando tenemos
más confianza en nosotros, más autoestima tenemos y parece que nos van mejor
las cosas (y tenemos una actitud más positiva para encarar esos problemas que
nos pesan). Pensar que somos capaces de hacer todo lo que nos propongamos puede
ayudarnos a conseguir nuestros objetivos a corto plazo y de alguna forma, sumar
puntos para conseguir los objetivos que tenemos a largo plazo. Pero volvemos a
la paciencia ¡No puedes conseguirlo todo en un día! Tómate tu tiempo: aprendes
mucho más durante el camino de lo que puedes aprender al final del mismo. Y no
te angusties si vas poco a poco: no todos podemos llevar la misma velocidad (y
ya dicen que milímetro a milímetro se hace el metro).
Pues
esto puede aplicarse a cualquier ámbito de la vida, considero. Así que si
estáis haciendo algo y veis que os faltan fuerzas, tranquilos y tened siempre
una frase inspiradora o un lema en mente. Yo tengo el mío:
¡AL TURRÓN!
Un
saludo y mucho ánimo con lo que venga,
El
Kibapollito.