martes, 25 de octubre de 2016

Religión y salud

Ese es el título de mi proyecto o trabajo de fin de carrera. Y es un título maravilloso, increíble y lleno de misterios. Cierto es que como terapeutas, debemos no imponer creencias de ningún tipo a nuestros clientes (no somos quienes ni mucho menos de hacer semejante cosa)... Pero ¿Y si de haberlas por parte del paciente, podemos usarlas a nuestro favor y al suyo?

A medida que voy leyendo sobre este tema, descubro cosas más interesantes, que me animan a apartarme de citas como " la muerte de Dios" o "la religión es el opio del pueblo" y llevar mi perspectiva de las creencias en lo divino hacia un punto de vista más positivo, como factor de protección para muchos problemas como el estrés, la ansiedad e incluso trastornos del estado de ánimo como la depresión.


La religión, bien llevada (sin caer en fanatismos) es una ayuda para la persona, pues lleva a la persona a afrontar los problemas de forma activa, además de dar sentido a su existencia. Asimismo, puede buscar en la comunidad religiosa un importante apoyo social que puede ser muy útil en momentos de necesidad.

En definitiva, las creencias religiosas y la espiritualidad no sólo nos ayudan en situaciones complejas o adversas, sino que también dan sentido a nuestra existencia y a lo que en ella sucede, por lo que es relevante tenerla en cuenta a la hora de hablar de salud, ya sea física o mental.

Un saludo y gracias por leer,


Sniffy

domingo, 17 de abril de 2016

Solo o no solo...

Hola, buenos días. Sí, definitivamente lo de actualizar mensualmente ya no es lo mío, pero intentaré mejorarlo. 

Hace tiempo que vengo observando que realmente estamos en una nueva etapa en lo referente a establecer relaciones interpersonales de carácter amoroso. Todo semeja ceñirse a dos extremos de un mismo continuo: me quedo soltero para toda la vida o ando saltando de una relación a otra, y luego los intermedios del "sí, pero..." que les gustan las personas pero no desean o no están seguros de si establecer relaciones o no y acaban por tener vete a saber tú qué. 

Se decía que las personas con pareja eran de media más felices que las personas solteras. Y tiene sentido si tenemos en cuenta la naturaleza social del ser humano; pero ahora, sin embargo, el número de personas solteras está aumentando. Quizás se este produciendo un cambio a este nivel dado los cambios que también se producen a nivel social o cultural en una sociedad claramente individualista.

Pienso que progresamos hacia un mundo donde entendemos que estar sólo no significa estar incompleto, ni ser infeliz, ni condenarse a la insatisfacción ni a la alta de amor y a la soledad. Nos dedicamos más a nuestros propios deseos, a la autorrealización, a cultivarnos a nivel de cuerpo y mente.

Está cambiando la forma de entender las relaciones sociales y ello no parece del todo malo. Aprender que estar solo está bien y es incluso positivo nos ayuda a crecer y desarrollarnos como personas. No estoy diciendo con esto que no sea bueno no querer ni tener una relación amorosa con alguien. Simplemente primero debes tenerla contigo mismo, amarte como amarías al otro con todo lo que eso conlleva y hasta el final, porque eso es lo que te llevará a donde desees estar.



No suelo ver la soledad como algo malo, sino como la oportunidad que se nos brinda para mimarnos cuando más lo necesitamos. Si bien es cierto que a veces es elegida y a veces no, la soledad no tiene sólo un lado oscuro, sino que tiene dos caras como la Luna. Y la Luna es igual de hermosa por una cara que por la otra. Deja que la soledad sea la oportunidad para que tu luz te ilumine el camino a seguir.

Un saludo y gracias,

Sniffy.

domingo, 31 de enero de 2016

Hay que ser cauto para poder ser generoso sin miedo

Buenas noches; siento este retraso tan largo pero últimamente he tenido muchos altibajos en mi vida y mucho movimiento, más para bien que para mal, gracias a Dios. 

Y una de las cosas que he aprendido es que la generosidad es buena, pero para que sea buena de verdad ha de ser inteligente. La clave está en gestionar tu generosidad. En un artículo del periódico español "El País" sobre psicología, se trataba la dinámica de dar más de lo que recibes y las clasificaciones del autor Adam Grant según como las personas nos relacionamos con nuestro entorno a la hora de llevar a cabo estos intercambios. 

¿Quién alcanza el éxito? El que da, el que es generoso... Pero los donantes no siempre son generosos del mismo modo, pues incluso se propone una subclasificación dentro de este tipo de gente (cito del artículo):

"Donantes estrella. Son aquellas personas con criterio para gestionar su generosidad de forma inteligente. Saben cuándo dar, con quién, cómo y a cambio de qué. Pertenecen a esta categoría los inversores que apuestan por una start-up y ven multiplicados sus ingresos, los que cultivan relaciones que les reportan contactos beneficiosos, o los que realizan donaciones a cambio de prestigio social para ellos o para su marca."
"Felpudos. Este término acuñado por Grant define a los que dan indiscriminadamente, de manera que su actitud se toma como una enfermedad, algo que necesitan hacer para sentirse bien. Su entorno se acostumbra a la generosidad permanente hasta el punto de que sus donaciones dejan de ser valoradas. Al contrario, si un día no dan algo, entonces son señalados como seres crueles e injustos. El apelativo “felpudo” encaja bien en este perfil, ya que al final todo el mundo les pisa."

Y es que ser generoso, no implica dar y dar hasta quedarnos sin nada, porque nosotros mismos al fin y al cabo somos lo más importante; y si nosotros no nos cuidamos ni nos preocupamos por nosotros ¿Quién demonios lo va a hacer? Hay que ser generosos, pero más importante, ser generosos con quien lo merece, invertir en lo que sabemos que nos da algo bueno y no en aquello que nos frena o hace infelices. 
Hay que saber dar, pero más importante es saber dar bien
Aquí dejo el artículo para que le echen un vistazo si quieren y profundicen más en el tema:
Un Saludo y buena semana,
Rata Sniffy