lunes, 27 de abril de 2015

Las comparaciones son odiosas

Hola a todos. Otro mes más con otro pequeño texto que surgió a raíz de recordar una de las cartas del Tarot Osho Zen que más me llamó la atención: la carta de la comparación

Normalmente, todas las personas tendemos a compararnos con otros que son (o consideramos) mejores y con otros que son (o consideramos) peores que nosotros, un poco para compensar y mantener el equilibrio de nuestra autoestima y nuestro autoconcepto.

Pero es un defecto terrible del ser humano esta costumbre. Y no sólo es terrible, sino que es total y absolutamente ABSURDO. ¿Por qué puñetas quieres compararte con alguien que no se parece absolutamente en nada a ti? Y aunque se pareciera ¿Es exactamente igual? NO. 

Si no hay dos personas genéticamente idénticas, mucho menos habrá dos personas iguales; por lo tanto compararse es una pérdida de tiempo y de autoestima que no nos deberíamos permitir. Siempre habrá alguien mejor que tú en algo, de la misma forma que también habrá alguien peor que tú en algo. Deberíamos reconducir esa energía que usamos para compararnos en intentar descubrir y potenciar nuestras buenas cualidades y mejorar única y exclusivamente para superarnos a nosotros mismos. La comparación con uno mismo en pos del cambio y la superación son la clave. 

Pero ahora veamos esto de la mano de la carta citada al principio de esta entrada. La carta de la comparación nos deja ver una caña de bambú al lado de un robusto roble. Curiosamente, a la caña no le interesa ni le preocupa ser tan robusta y gruesa como el bambú; ni al roble le interesa ni le preocupa ser tan delgado y flexible como lo es la caña. No pierden el tiempo comparándose, porque nunca podrían ser lo que es el otro y son felices siendo quienes son, porque tienen cualidades que les hacen únicos. 



Por tanto, en lugar de compararnos para saber si somos mejores que los demás, preguntémonos si de verdad estamos dando lo mejor de nosotros mismos y llevando al máximo nivel nuestro potencial, descubriéndonos así a nosotros mismos. 

Un saludo,

Rata Sniffy